Entre los nuevos centros comerciales de lujo y elevados complejos residenciales que son las características más visibles del auge económico de Asia, están surgiendo museos.
Es un fenómeno en gran parte impulsado por una nueva generación de coleccionistas adinerados deseosos de mostrar sus riquezas y de llenar un vacío en una región donde los museos financiados con fondos públicos, comunes en las capitales occidentales, son algo raro.
La tendencia es particularmente visible en China, donde el año pasado se reportó la apertura de más de 390 museos como parte de la campaña del gobierno para alcanzar rango mundial tanto económico como cultural.
"Asia tiene una historia y patriomonio muy ricos, por lo que esto es una proyección natural", dice Kwok Kian Chow, asesor de la Galería Nacional de Arte de Singapur.
Kwok también está ayudando a crear un museo de arte que costará unos US$279 millones, el Centro de Artes Río Amarillo, financiado con capital privado y que se espera que abra en el noroeste de China en 2014.
¿Proyectos de vanidad?
Un foro celebrado durante la Feria Internacional de Arte de Hong Kong en mayo atrajo a más de 40 asistentes que solicitaron asesoramiento, investigaron la realización de compras e intercambiaron ideas con la esperanza de crear museo que compitan con la Galería Tate de Londres o el Guggenheim de Nueva York.
Wang Wei espera que su museo difunda la enseñanza de las artes.
Sin embargo, el proceso de apertura de los museos está lleno de cuestionamientos y los críticos dicen que algunos no son más que proyectos de vanidad.
Según alegan, los propietarios dan poca atención a aspectos prácticos de funcionamiento y a asuntos legales, a la financiación y a la dotación de personal.
"Hay un montón de dinero en circulación en Asia, y un montón de cosas que deben tenerse en cuenta se han olvidado", opina Philip Dodd, museólogo británico y ex director del Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, que organizó el foro.
"En esta parte del mundo, la construcción de un museo es barata. El tema está en los otros costos y en si son sostenibles durante un largo período".
Escaparates
Oei Hong Djien, un magnate indonesio de la industria del tabaco de 73 años de edad, compró su primer cuadro en 1965 y creó un museo hace 15 años casi por accidente, cuando adquirió una casa adyacente a la suya para almacenar su colección de arte.
Su Museo OHD, de Magelang, en Java, se ha ampliado desde entonces, con un nuevo edificio que se inauguró a principios de este año en el que muestra parte de su colección de 2.000 obras de arte.
"No poseemos un museo nacional y el gobierno no da señales de crearlo. Nosotos, los coleccionistas privados, tenemosque tomar el relevo"
Oei Hong Djien, magnate indonesio
"Indonesia cuenta con la cuarta mayor población del mundo y tenemos un montón de grandes artistas", dice.
"Pero no poseemos un museo nacional y el gobierno no da señales de crearlo. Nosotos, los coleccionistas privados, tenemos que tomar el relevo"
En China, Wang Wei es uno de coleccionistas adinerados que en creciente número abren su propio espacio de exposición.
Su museo con sede en Shanghai será un escaparate de una colección de arte chino contemporáneo y revolucionario que ella ensambló con su marido millonario.
Wang espera que el museo, que llevará por nombre la palabra china que designa al dragón, abra a abrir a finales de este año, pero hay confusión en muchos de los detalles, incluyendo los honorarios del equipo de gestión, el presupuesto y el costo de la admisión.
Comercio y cultura
La Feria Internacional de arte de Hong Kong se celebró este mes.
De acuerdo con una información de marzo de la agencia de noticias estatal de China, Xinhua, Shanghai cuenta con 16 museos privados, la mayoría de los cuales se han visto en la cuerda floja.
El Museo de Arte Shihua, que muestra una colección de teteras de cerámica antigua, se vio obligado a cerrar, después de tres años de funcionamiento.
Zhao Yueting, el propietario, había invertido dos millones de yuanes después de una promesa de cinco años de exención de pago de alquiler. El propietario del inmueble más tarde cambió de opinión.
"He coleccionado cerámica china antigua por casi dos décadas, y algunas piezas son tesoros nacionales", dijo el Zhao a Xinhua. "Yo esperaba que más gente pudiera disfrutar de la belleza de estas obras de arte".
En China, donde los intereses comerciales y culturales a menudo se superponen, los museos son apreciadas por promotores inmobiliarios dispuestos al negocio.
"Un museo necesita un nivel de intelectualidad. Es entonces que puede ofrecer un buen servicio a la comunidad", dice Wang Huangsheng, crítico y ex director del Museo de Arte de Guangdong.
Dinastías culturales
Las instituciones dependen del patronato de los acaudalados.
Lars Nittve, director fundador de la galería Tate Modern de Londres, dice que la oleada de construcción de museos en Asia es una reminiscencia de épocas de la historia occidental en que mecenas ricos patrocinaban las artes.
Nittve está a cargo de un proyecto financiado con fondos públicos para desarrollar un museo de arte contemporáneo en Hong Kong.
A finales de siglo XIX en el Reino Unido el comerciante del azúcar Henry Tate ayudó a construir un edificio para albergar su colección de arte victoriano que donó al país, y generó un movimiento que condujo a la red de museos que hoy llevan su nombre.
Muchos de los museos más famosos de hoy en día fueron establecidos por los mecenas.
Y en EE.UU., familias poderosas de comerciantes, como los Rockefeller, Guggenheim y Gettys consolidaron su posición como dinastías culturales de financiación de museos.
Al menos en China varios museos públicos que se construyen ofrecen ventajas impositivas a los promotores.
¿Y luego?
Una de las mayores preocupaciones de los propietarios y directores de museos privados que asistieron al foro de Hong Kong era qué iba a pasar con las instituciones y obras de arte una vez que desaparecieran físicamente sus acaudalados fundadores.
El magnate azucarero Henry Tate ayudó a establecer la red de museos que ahora llevan su nombre.
"En China tenemos una historia corta en relación con el sistema de museos. Esto significa que todavía estamos lejos de desarrollar una buena gestión y carecemos de otras habilidades para pasar los museos a la siguiente generación", dice Wang.
Para Li Bing, propietario del Museo de Arte de Jing Yuan, en Pekín, esto es un gran reto ya que su hija no está interesada en aprender sobre arte y museología.
"Tengo que encontrar a alguien que puede heredar esa gestión".
Oei Hong Djien, mientras, entregará el funcionamiento de su museo en Indonesia a su nuera.
Pero insiste en que, sin embargo, la financiación pública a largo plazo es necesaria.
Por supuesto, incluso con la mejor de las intenciones, muchas de las instituciones que se están creando hoy en día, no durarán mucho tiempo.
Pero si un puñado de personas son capaces de recrear el éxito de la Tate londinense o el Guggenheim neoyorquino, el paisaje cultural de Asia será más rico.