En su afán de responder a los
ataques de 11-S, Estados Unidos efectuó un cambio de prioridades
geopolíticas enfocadas hacia el Medio Oriente y Asia central que han
ocupado su atención durante los últimos diez años en lo que algunos
historiadores han llamado "la década perdida" de EE.UU.
Además de otros factores de cambio en el
escenario internacional, América Latina aprovechó esta distracción del
coloso del norte y socio tradicional para estirar sus alas y buscar
diversos rumbos en lo político, diplomático y, sobre todo, económico.
"El 11 de septiembre de 2001 marca más o menos el momento en que América Latina nació como una verdadera entidad independiente"
Larry Birns, director de COHA
El
resultado es que varios países de la región eligieron gobiernos menos
maleables para el gusto de Washington, establecieron relaciones con
otras naciones que en el pasado hubiesen sido consideradas demasiado
"exóticas" y priorizaron el intercambio comercial con éstas,
especialmente China.
Los expertos siguen debatiendo las causas y
efectos prolongados de este giro, pero lo cierto es que la región
reafirmó su sentido de identidad e independencia, muchos países
revitalizaron sus economías y salieron relativamente ilesos de la crisis
financiera de 2008 que continúa afectando a EE.UU. y Europa.
Heraldos
"El 11 de septiembre de 2001 marca más o menos
el momento en que América Latina nació como una verdadera entidad
independiente", declaró a BBC Mundo Larry Birns, director del Consejo
sobre Asuntos Hemisféricos, COHA, un centro de análisis de tendencia
izquierdista con sede en Washington.
Para Larry Birns, de COHA, el cambio es irreversible.
Los heraldos de la nueva postura fueron los
gobiernos de Lula da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, el
primero ejemplarizado por su dramática campaña en pos de un puesto
permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y, el segundo, por su
desafiante populismo radical.
Siguieron la pauta -guardadas proporciones-
gobiernos como el de los Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador
y Evo Morales en Bolivia, entre otros en Sudamérica, así como en Centro
América lo hicieron Daniel Ortega en Nicaragua y Mauricio Funes de El
Salvador.
Larry Birns reconoce que esta tendencia de la
llamada "izquierda" latinoamericana pudo haber estado en gestación desde
antes, pero las consecuencias del 11-S aceleraron su auge.
La consolidación de este cambio se ve en
organismos multilaterales como Unasur, que excluyen a Estados Unidos y
Canadá de sus gestiones diplomáticas en la región.
"La región está emergiendo como un importante
epicentro de política exterior", asegura el director de COHA. "América
Latina ya no es sólo un consumidor de eventos, sino un generador de
éstos también".
Palpitando al ritmo de China
El consumo de materia prima latinoamericana en China es intensivo.
Donde más se nota la pérdida de hegemonía de
EE.UU. en la región es en la economía, con el establecimiento de sólidos
y crecientes lazos comerciales con otras potencias emergentes y bloques
económicos.
Ahora, aunque la falta de atención de Washington
a su tradicional "patio trasero" le ha costado el privilegio automático
de ser el primer socio comercial de los países de América Latina, las
razones son variadas y coincidentes.
Para empezar, los pactos comerciales de los años
90 como NAFTA (entre EE.UU., México y Canadá) y CAFTA (para Centro
América) fueron solo parcialmente exitosos y, a finales de esa década y
comienzos de los 2000, la región empezó una diversificación hacia
Europa.
Luego, la iniciativa para crear una gran zona de
libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia conocida como ALCA nunca
se materializó, al tiempo en que varios pactos bilaterales entre EE.UU.
y otros países se debilitaron o no se han podido implementar.
"El ingreso de China en la economía mundial es posiblemente el evento más importante en este período económico que estamos viviendo"
Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina del Banco Mundial
Lo más significativo, sin embargo, fue cuando el sureste Asiático empezó a perfilarse como el nuevo polo de crecimiento.
"El ingreso de China en la economía mundial es
posiblemente el evento más importante en este período económico que
estamos viviendo", afirmó Augusto de la Torre, economista en jefe para
América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
Al comienzo, la emergencia de China produjo
efectos adversos en las economías de México y Centro América porque los
empezó a desplazar en los mercados de EE.UU. y se creía que esa iba a
ser la tendencia en toda la región, explica de la Torre.
No obstante, la fase de desarrollo en la que se
encuentra China -de un país de ingreso per cápita bajo a uno de mediano
ingreso en ascenso- supone un proceso muy intensivo en el uso de las
materias primas o "commodities".
Es así, continúa el alto funcionario, como los
países de Sudamérica que presentan una estructura productiva
complementaria a las necesidades chinas empiezan a ser jalados por el
gigante asiático. Estos incluyen Brasil, Perú, Chile, Argentina,
Venezuela, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
A esta ola se han integrado Panamá -como puente
en el comercio internacional, aprovechando la posición geográfica de su
canal- y Costa Rica -en la producción de componentes de microchips-.
¿No más repúblicas bananeras?
Las economías de la región deben diversificar sus productos.
"Se empieza a notar que la actividad económica
de estos países empieza a palpitar más con el ritmo de China que con el
de Estados Unidos", señaló el economista del Banco Mundial, "hasta el
punto en que China es ahora el socio más importante para algunos países
como Perú".
Pero el comercio de materias primas es una
espada de doble filo, pues ha sido para América Latina "tanto la fuente
de su prosperidad como la de sus angustias", según de la Torre.
Para evitar el vaivén de bonanzas y colapsos
económicos que han tipificado los países de la región como "repúblicas
bananeras" se necesita una política económica dedicada a la
diversificación, competitividad y establecimiento de "conectividades"
que permita un crecimiento a largo plazo y en variadas direcciones.
El diagnóstico del Banco Mundial es que, con
algunas excepciones, ha mejorado la capacidad de las sociedades
latinoamericanas para administrar sus recursos debido a la mejora de sus
instituciones.
"Todavía no desarrollamos las capacidades de absorción de tecnología, de innovación, de aprendizaje de manera tan vigorosa como lo hacen los asiáticos"
Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina del Banco Mundial
En este sentido Augusto de la Torre destaca a
Chile, que ha sabido manejar los ingresos del cobre de "una manera muy
sabia y prudente", ahorrando en fondos de estabilización que fueron
desembolsados para mantener la economía activa cuando vino la crisis
financiera global.
Igualmente Brasil, que tiene una riqueza mineral
enorme, muestra buenas perspectivas de administrar bien esas riquezas
por la madurez de sus instituciones.
Esto no está del todo garantizado y analistas
como Larry Birns de COHA aluden problemas serios de liderazgo, cifras
récord de criminalidad y una corrupción endémica a nivel gubernamental
que aún se deben superar.
Riqueza de conocimiento
"Diversificar y crear nuevas redes de conectividad" es el lema, insiste Augusto de la Torre del Banco Mundial.
Pero, para un beneficio a largo plazo, quizás lo
que más hace falta es cómo transformar la riqueza derivada de las
materias primas en una "riqueza del conocimiento", como la tilda de la
Torre.
Sería seguir el ejemplo de Japón -después de la
Segunda Guerra Mundial- ,y ahora de China, de extraer de su comercio con
países avanzados las nuevas tecnologías y avances científicos
inherentes en lo que compran y venden.
"Cuando a China va el iPod para que lo
ensamblen", explicó el economista, "hay una gran cantidad de ingenieros
chinos que están estudiando cómo diablos se hace esto para ellos hacer
lo mismo y mejor".
La metodología crea un ciclo ascendente de mayor
preparación y destreza en la fuerza laboral y capital humano que, a su
vez, genera productos más sofisticados e impulsa al país a otros niveles
de comercio.
Pero esa fue una relación comercial que América
Latina no aprovechó cuando los vínculos económicos con Estados Unidos
estaban en su máxima intensidad.
"Todavía no desarrollamos las capacidades de
absorción de tecnología, de innovación, de aprendizaje y no ponemos
nuestras políticas nacionales al servicio de estas cosas de manera tan
vigorosa como lo hacen los asiáticos", indicó Augusto de la Torre.
Naturalmente, lo que puede absorber América
Latina de China todavía es limitado porque el grado de desarrollo del
país asiático no está al nivel de una potencia industrializada.
A pesar de eso, la curva de aprendizaje en China
es muy empinada. Mientras continúe así y la relación con América Latina
siga intensificándose, la región la podría aprovechar para generar
nuevas redes de actividad económica.
Nueva relación con EE.UU.
¿Dónde queda, entonces, la relación con Estados Unidos?
Geoff Thale considera que la región quiere mantener firmes relaciones con EE.UU.
Todos los analistas reconocen que ha habido un
distanciamiento, pero el pronóstico general es que los vínculos
continuarán siendo fuertes, tanto en lo político como lo económico,
aunque con otra perspectiva.
"América Latina quiere ampliar sus opciones",
manifestó Geoff Thale, director de programas de la Oficina en Washington
para América Latina, WOLA, una ONG que promueve las relaciones
equilibradas entre EE.UU. y sus vecinos.
"Muchos países aprendieron las lecciones de su
dependencia política y económica con Estados Unidos y quieren
diversificar sus relaciones", expresó Thale.
No obstante, el analista recalca que los vínculos continúan siendo clave y mutuamente beneficiosos.
"En 2003, en los peores momentos entre Venezuela y Estados Unidos, no se cortó ni un instante el suministro de petróleo porque ambos dependen de eso"
Geoff Thale, director de programas de WOLA
"En 2003, en los peores momentos entre Venezuela
y Estados Unidos, no se cortó ni un instante el suministro de petróleo
porque ambos dependen de eso", recordó a BBC Mundo.
Thale asegura que, a pesar de la retórica, todos
los gobiernos de América Latina, tanto de derecha como de izquierda,
quieren tener una buena relación con el gran vecino.
Pero destaca que con el proceso de
diversificación de mercados los vínculos económicos y políticos se
podrían relajar a mediano plazo, lo que estima que sería desventajoso
para EE.UU.
Para volver a engancharse, opina el director de
programas de WOLA, Washington tendría que volver su atención a la región
e invertir más capital político en ella.
El cambio está dado y algunos sospechan que es irreversible.
Larry Birns, director de COHA, considera que los lazos están ahí, pero no tan elásticos.
"Una cosa es cierta: el estatus quo que se daba
por sentado, aquello que existía antes de 2001, ese mundo ya no existe",
concluyó.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evite, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista. Está en su perfecto derecho de comentar anónimamente, pero por favor, no utilice el anonimato para decirles a las personas cosas que no le diría en caso de tenerlas delante. Intente mantener un ambiente agradable en el que las personas puedan comentar sin temor a sentirse insultados o descalificados. No comente de manera repetitiva sobre un mismo tema, y mucho menos con varias identidades (astroturfing) o suplantando a otros comentaristas. Los comentarios que incumplan esas normas básicas serán eliminados.