SANTO DOMINGO. Oteador de signos a
distancia, descifrador de entuertos, revelador de realidades
subyacentes, José Bedia sorprende en su tercera muestra individual en el
país, con una mirada absolutamente dominicana.
"Historias de un país gentil" habla de la fascinación del gran pintor por República Dominicana. El culpable de esa fascinación parece ser ese rockero metido a galerista que es Lyle O. Reitzel, quien ha traído sus muestras anteriormente. Especialmente es recordada aquella deslumbrante exposición del Museo de Arte Moderno en el 2005 y la segunda, titulada "Makishi, nkhishi", en el 2008, en la galería situada en el edificio Piantini.
"Se trata de una investigación a fondo de un submundo donde él es investigador a nivel antropológico", dijo a Diario Libre su galerista Lyle O. Reitzel.
Los signos recurrentes de Bedia, esa figuraciones que por momentos pueden parecer extraterrestres, pero que son muy terrenas, toman parte de la experiencia vital dominicana, por playas y otras locaciones por donde discurre esta nación caribeña, tan sui generis.
La experiencia vital de Bedia en el país es la principal fuente de esta serie de obras tan atrevidas que a manera de broma, Lyle asegura que son "un show atrevido y controversial, restringido solo para un publico adulto mayor de 18 años".
Aquí la sexualidad y el argot popular sirven de título y esencia a la mayoría de las obras incluidas.
"Este plátano no es pa' mangú"; "En el desacato"; "Dos diablas y tiguere con cuartos"; "Hay más días que longanizas"; "Llegó papá"; "E' palante que vamo"; "Así lo quiere mi papi?"; o "El veldugo", son algunos de los títulos que demuestran el nivel de penetración de Bedia en las capas de esa realidad que, con su estilo tan peculiar, convierte en esencia de su narrativa visual.
Bedia es uno de los más importantes artistas plásticos latinoamericanos contemporáneos. Obras suyas forman parte de cuantiosas muestras expositivas y colecciones de Estados Unidos, Cuba y Europa. Premios y alabanzas le sobran. Con "Historias de un país gentil" agradece más allá de lo esperado. ¡Nos vemos en mayo!
"Historias de un país gentil" habla de la fascinación del gran pintor por República Dominicana. El culpable de esa fascinación parece ser ese rockero metido a galerista que es Lyle O. Reitzel, quien ha traído sus muestras anteriormente. Especialmente es recordada aquella deslumbrante exposición del Museo de Arte Moderno en el 2005 y la segunda, titulada "Makishi, nkhishi", en el 2008, en la galería situada en el edificio Piantini.
"Se trata de una investigación a fondo de un submundo donde él es investigador a nivel antropológico", dijo a Diario Libre su galerista Lyle O. Reitzel.
Los signos recurrentes de Bedia, esa figuraciones que por momentos pueden parecer extraterrestres, pero que son muy terrenas, toman parte de la experiencia vital dominicana, por playas y otras locaciones por donde discurre esta nación caribeña, tan sui generis.
La experiencia vital de Bedia en el país es la principal fuente de esta serie de obras tan atrevidas que a manera de broma, Lyle asegura que son "un show atrevido y controversial, restringido solo para un publico adulto mayor de 18 años".
Aquí la sexualidad y el argot popular sirven de título y esencia a la mayoría de las obras incluidas.
"Este plátano no es pa' mangú"; "En el desacato"; "Dos diablas y tiguere con cuartos"; "Hay más días que longanizas"; "Llegó papá"; "E' palante que vamo"; "Así lo quiere mi papi?"; o "El veldugo", son algunos de los títulos que demuestran el nivel de penetración de Bedia en las capas de esa realidad que, con su estilo tan peculiar, convierte en esencia de su narrativa visual.
Bedia es uno de los más importantes artistas plásticos latinoamericanos contemporáneos. Obras suyas forman parte de cuantiosas muestras expositivas y colecciones de Estados Unidos, Cuba y Europa. Premios y alabanzas le sobran. Con "Historias de un país gentil" agradece más allá de lo esperado. ¡Nos vemos en mayo!
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