Queremos contar con tu patrocinio para que tu nombre nos permita convidar a un número importante de intérpretes continentales que hagan memorable el Gran Festival de la Bachata. En la incipiente universalidad de la bachata nuestro país tiene una brillante oportunidad para proyectar su imagen de destino turístico. Por Juan Lladó
Estimado Prince: Ya había visto tu concierto de Viña del Mar cuando me enteré de que ganaste ocho premios Billboard para orgullo de tu familia y de nuestro país. Gracias a la magia de YouTube, vi posteriormente las entrevistas que te hicieron Roberto y Jatnna, donde reafirmaste tu dominicanidad. Los que hemos disfrutado de tus creativas composiciones te felicitamos de corazón por este gigantesco salto al estrellato continental que has dado.
Pero elogios sé que recibes por toneladas. Mi propósito al escribirte es algo más trascendente. Quiero invitar la atención de tu patriotismo y hacerte saber que los dominicanos necesitamos de ti para que nos ayudes a impulsar nuestra industria turística. Apelando al mensaje de la canción "Stand by Me", queremos contar con tu generosa ayuda para lanzar un evento emblemático de la música y la buena voluntad en América Latina.
Quiero proponerte que tú, como insigne representante de la bachata, nos ayudes a organizar y montar el GRAN FESTIVAL DE LA BACHATA a principios del próximo año. Queremos contar con tu patrocinio, no para quitarte tiempo de tu apretada agenda, sino para que tu nombre nos permita convidar a un número importante de intérpretes continentales que hagan memorable el evento. En su lanzamiento, debemos rivalizar con Viña del Mar para que la ocasión se entronice como un magneto turístico continental.
Tu sabes lo importante que es el turismo para nuestra economía. También sabes que la bachata ha cosechado un enorme éxito en los escenarios europeos y norteamericanos. Supongo que te habrán dicho además que, en nuestros resorts, la bachata conquista corazones con extrema facilidad. Esta, sin duda, ha desplazado el merengue como la música que nos representa y que nos une. En tanto un canto sublime de amor y desamor, es también un efluvio divino que, cual bocanada de aire fresco, nos comienza a ligar con miel y dulzura al resto del mundo.
En la incipiente universalidad de la bachata nuestro país tiene una brillante oportunidad para proyectar su imagen de destino turístico. La campana publicitaria que la utilice como su mascaron de proa abrirá corazones en todos los mercados vacacionales. La bachata puede también servirnos de ícono nacional para inocular al mundo con la idea de un país que, alegre y abierto, ofrece todo una plétora de atractivos en los campos de las inversiones y el comercio.
La bachata ha sido para ti una plataforma de lanzamiento, y tu amor por ella es tu principal carta de triunfo. No me cabe duda de que tu talento excepcional también podrá conquistar muchos éxitos con otros géneros. Pero antes de que tal cosa suceda quiero ponerte sobre aviso de que, al ser nuestra y solo nuestra, la bachata tiene las características necesarias para servirnos de "marca país". Así como el tango le sirve a Argentina, el tequila a México y la samba a Brasil, a nosotros nos vendría bien que, en todas las latitudes, asociaran la bachata a nuestro país.
Esa originalidad es el gran prerrequisito cuando de construir una "marca país" se trata. La hazaña de convocar al mundo a deleitarse con su melosa melodía, sin embargo, no se logra fácilmente. Debemos comenzar por desterrar, de una vez y para todas, la falsa creencia que anidan algunos de que la misma es una música "vulgar". En eso el GRAN FESTIVAL DE LA BACHATA ayudaría mucho porque traería artistas de talla internacional que avalen con su presencia los quilates artísticos del ritmo y ayuden a proyectarlo.
Para comenzar a perfilar el evento, tu primer gran reto es conseguir que los miembros de Aventura te prometan participar juntos. Ellos fueron los primeros exponentes internacionales de la bachata y Romeo continua siendo un ícono incontestable. Tu segundo gran reto es lograr que Juan Luis Guerra te apoye estrenando en el evento dos o tres bachatas suyas. Con el complemento de Anthony Santos, este grupo de patrocinadores sería un "dream team" de ribetes incomparables.
Por supuesto, las figuras patrocinadoras no serían los únicos en hacer presentaciones. El evento duraría una semana e incluiría por lo menos 10 invitados internacionales que cantarían bachatas, preferiblemente con composiciones suyas. (Incluyamos a Luis Miguel y a David Bisbal, mientras tal vez Romeo consiga que Usher venga.) También se seleccionaría una docena de los mejores nuestros para cantar sus composiciones clásicas. Como asesores musicales invitaríamos a José Antonio Molina y a Darwin Aquino.
El programa duraría seis días y las presentaciones cuatro horas cada noche. Como tus compromisos te impiden ocuparte del montaje, propondrías a Acroarte hacerse cargo. Con la experiencia ganada con los Premios Casandra, esa entidad está bien madura para tener éxito. Ella misma sería quien determinaría qué empresarios artísticos podrían participar para que el motor del lucro garantice el lustre y glamour de la ocasión.
En nuestro país carecemos de un escenario tan destellante como el de Viña del Mar para albergar el evento. Lo ideal sería que, a falta de eso, el espectáculo se montara en algún lugar de la Ciudad Corazón, tu lar nativo. Alternativamente, se podría pensar en el Estadio Olímpico Félix Sánchez, el Estadio Quisqueya o el techado Palacio de los Deportes. El gobierno eventualmente construirá las instalaciones apropiadas, tal vez en Bávaro, cuando se compruebe que el evento traerá al país mas gente que los Juegos Panamericanos.
Por supuesto, para que esto cuaje necesitarás del Ministerio de Turismo fondos promocionales suficientes y televisar el evento a toda Latinoamérica. El modelo debe ser Viña del Mar, pero siempre con la mira puesta en la atracción de turistas. Las hoteles ofrecerían un gran y único especial para la semana en cuestión.
Finalmente, la comparecencia de los artistas invitados debe ser gratuita. El Ministerio de Turismo, las asociaciones hoteleras y las líneas aéreas podrían pagar sus gastos, pero los honorarios se pagarían cuando el evento haya crecido y rendido sus frutos. A ti, el país te lo pagará con agradecimiento, el mismo que tú sientes por haber nacido dominicano y haberte criado entre nosotros. Llama al presidente de Acroarte y pregúntale si quieren.
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Los dominicanos necesitamos de ti para que nos ayudes a impulsar nuestra industria turística.
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