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lunes, 19 de octubre de 2009

El suave poder de Hillary Clinton

Durante su reciente gira de cinco días por Europa, Hillary Clinton pasó de participar en negociaciones en Zurich acerca de la reconciliación armenio-turca, a discusiones sobre Afganistán e Irán en Londres.

Siguió a Moscú luego de un desvío por Dublin y Belfast, en donde entró a un pub, pidió una cerveza y le solicitó unidad a los habitantes de Irlanda del Norte.

Todo terminó en Tatarstán, una república rusa, donde la secretaria de Estado de EE.UU., ansiosa de dejar atrás las grandes capitales, llegó a conocer de primera mano la coexistencia entre musulmanes y cristianos en la milenaria capital, Kazan.

Pese a que Irán y Afganistán dominaron muchas de las conversaciones, no pareció haber un tema específico para la gira y el único hilo común en los sitios visitados fue el área geográfica general de Europa y Eurasia.

Pero existe un tema común a sus viajes en general, desde su primera visita a Asia en febrero, hasta su maratónica gira de África en agosto: la utilización del llamado "poder suave".

"Potencial otorgado por Dios"

Ya sea que esté en Rusia hablando acerca del programa nuclear de Irán, en Corea de Sur discutiendo la amenaza que representa Corea del Norte, o en Irlanda del Norte pidiendo a los bandos rivales no regresar a la violencia, Clinton continúa llenando su agenda con eventos "suaves" en los que se reune con estudiantes, activistas de derechos de la mujer, o defensores de derechos humanos.

Habla acerca de los libros que han tenido un impacto en su vida, llama la atención acerca del uso de la violación como arma de guerra, y hace repetidas referencias al potencial que Dios le otorga a la gente (en realidad lo hace tan frecuentemente que los reporteros que viajan con ella ya tienen una sigla especial para hablar de ello cuando están tomando nota de sus intervenciones).

Yo no soy una de esas personas que creen que tienen que tener su foto en la portada del periódico o en la televisión a cada momento del día

Hillary Clinton, Secretaria de Estado de EE.UU.

Es dificil evaluar qué impacto está teniendo esa diplomacia pública en la imagen de Estados Unidos en el extranjero o en el avance de los objetivos de política exterior del gobierno de Barack Obama.

Puede que ella esté esencialmente predicando entre conversos, o uniéndose a la oleada de buenos sentimientos hacia Estados Unidos que siguieron a la elección de Obama, aunque esto podría amainar los sentimientos anti-estadounidense en algunos sectores.

Clinton, quien ya es una celebridad por derecho propio desde sus días como Primera Dama, también presenta un contraste fuerte a Condoleezza Rice, su antecesora, quien condujo su política exterior siguiendo un estilo más rígido y académico, limitándose principalmente a reuniones oficiales durante viajes cortos conducidos con precisión militar.

Los críticos sostienen que el énfasis de Clinton en el "poder suave" es el resultado de su propia marginalización, alegando que las reuniones con activistas de derechos de la mujer son lo único que le queda por hacer a ella luego de que las tareas principales de la política exterior como el Medio Oriente y Afganistán, fueran repartidas a enviados especiales del Presidente Obama.

Clinton apenas ha estado en Israel una vez y todavía no visita Afganistán y Pakistán en su condición de secretaria de Estado.

"Delega poder"

Funcionarios oficiales que pidieron el anonimato ofrecieron análisis distintos acerca del papel de Clinton.

Algunos sostienen que ella se nota desmotivada en su trabajo e insisten en que no tiene mucho peso en el proceso de toma de decisiones. En cambio otros la defienden fuertemente, insistiendo en que es dificil sobre-estimar el papel que ha jugado en conversaciones y decisiones en temas que van desde Afganistán a Irán y el Medio Oriente.

El estilo informal de la diplomacia de Clinton contrasta con el más estricto de su antecesora, Condoleezza Rice.

A Clinton le siguen preguntando si se siente excluida de los grandes temas, y se le nota bastante molesta por ello.

"Lo encuentro absurdo... está más allá de cualquier análisis realista de lo que hago todos los días", le dijo a la cadena estadounidense NBC hace poco.

"Yo creo en la delegación del poder", añadió. "Yo no soy una de esas personas que creen que tienen que tener su foto en la portada del periódico o en la televisión a cada momento del día", agregó.

De hecho, la secretaria de Estado comenzó en su cargo manteniendo un perfil relativamente bajo, lo que dio lugar a muchas especulaciones en Washington acerca de si estaba siendo excluida de los influyentes programas de opinión de los domingos por la mañana en la televisión de ese país.

Pero Clinton está aumentando lentamente sus apariciones personales en la televisión y, a diez meses de haber comenzado el gobierno, una encuesta de Gallup encuentra que ella es más popular que el mismo Presidente Obama, con 62% de aceptación frente a 55% del mandatario.

Bien conectada

Y ciertamente no da la impresión de tener que esforzarse demasiado para obtener la atención del Presidente Obama.

Cuando los periodistas le preguntaron a Clinton qué era lo que más la había sorprendido acerca de su trabajo, ella dijo que era la cantidad de tiempo que pasaba en la Casa Blanca.

Por meses, parece que ella ha venido discretamente fortaleciendo su posición interna en el gobierno, construyendo alianzas y metódicamente aprendiendo los detalles de su nuevo empleo, afinando su posición en muchos asuntos de política exterior a los que posiblemente no le había puesto mucho cuidado en sus papeles anteriores de Senadora por el estado de Nueva York o de Primera Dama.

Ahora Clinton se encuentra con un inusual pero poderoso aliado en el gobierno, el secretario de Defensa Robert Gates.

Muy pocas veces se ha visto a un secretario de Estado y a uno de Defensa entendiéndose tan bien.

El ministerio de la diplomacia y el de la guerra se han visto frecuentemente enfrentados mutuamente, como ocurrió notoriamente durante el anterior gobierno Bush.

"Durante la mayoría de mi carrera, los secretarios de Estado y de Defensa no se hablaban", dijo Gates en un foro el pasado 5 de octubre. "Y eso llevaba a situaciones muy desagradables", añadió.

Ahora los dos funcionarios se reunen a menudo, hablan frecuentemente por teléfono y "parecen haberse alojado permanentemente en la Sala de Crisis de la Casa Blanca", como dijo Gates en un reciente perfil de Clinton publicado por el diario Washington Post.

Y a medida que se acerca una decisión acerca de la estrategia estadounidense en Afganistán, los dos parecen estar dispuestos a unificar criterios y convertirse en el voto decisivo acerca del número de tropas, la estrategia y la implementación de las políticas estadounidenses en ese país.

En un artículo en la revista New York, el analista John Heilemann dice que "aunque nadie lo va a llamar la Doctrina Hillary, será un ejemplo de una victoria discreta que llevará a mayor poder interno para ella en el futuro".

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