En sus 46 años de existencia, la Asociación Dominicana de Rehabilitación ha hecho una inestimable contribución a la sociedad al atender, restablecer o mejorar las aptitudes de las personas discapacitadas.
Cerca de 20 mil personas han recibido, sólo en lo que va de este año, los beneficios terapéuticos en los veinte centros que están diseminados por todo el país. La mayoría de sus pacientes son personas de escasos recursos.
Muchas de ellas, que habían perdido las esperanzas de ser útiles, han logrado superar discapacidades intelectuales y físicas y han podido desarrollar sus metas personales en los estudios o en el trabajo.
Este año, por ejemplo, 39 discapacitados han conseguido empleos estables después de haber recuperado parte de sus habilidades naturales.
Rehabilitación tiene gran demanda de asistencia. Por eso sus presupuestos se agotan y limitan la expansión de sus servicios. Este año sufre un déficit de 40 millones de pesos, pero afortunadamente el Gobierno ha ido en su auxilio dándole la mitad, 20 millones, para subsanar la precariedad.
Pese a la falta de dinero se sigue trabajando en el remozamiento de la sede en Azua y se proyecta la construcción de centros en San Juan de la Maguana, El Seibo y La Romana, en San Francisco de Macoris, Bonao, La Vega y Puerto Plata y otro más en la capital, en el sector Katanga.
Estas obras se realizan con contribuciones combinadas del Estado y de entidades privadas, nacionales e internacionales, y de personas generosas que nunca han dejado de aportar recursos a esta gigantesca obra de solidaridad humana que hoy enorgullece a todo el país.
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