Los Mavericks de Dallas y el Heat de Miami vuelven a saltar al tabloncillo del American Airlines Center de Dallas, para disputar el cuarto juego de la Final de la NBA, serie que actualmente domina el equipo de Miami dos juegos por uno. Dallas está obligado a ganar, porque de lo contrario el Heat se pondría a un solo triunfo de ser campeón y con un solo juego más por disputarse en la sede de los Mavericks, Miami estaría en la cómoda ventaja de que aun perdiendo el quinto juego iría a su casa con ventaja en la serie. En el juego de esta noche son muchas cosas las que pueden pasar, pero hay al menos tres puntos sobre los que hay que estar bastante pendientes, pues de suceder bien podrían estar cambiando el destino de la serie.
1-Un Dallas más colectivo: La soledad de Dirk Nowitzki llegó a un límite exasperante para el equipo texano cuando en el tercer juego el alemán anotó la misma cantidad de puntos que los siguientes tres máximos anotadores del conjunto combinados. Nowitzki lo puede hacer todo, pero en algún momento fallará y en este último partido tuvo dos jugadas en los últimos 30 segundos que no solo mostraron que en efecto es humano sino que precipitaron la derrota de su equipo. Pero quién puede echarle la culpa. Más culpables de la situación son sus compañeros que han hecho muy poco para hacerse presentes con fuerza. Jason Terry y Shawn Marion deberían sobrepasar los 20 puntos por partido y Jason Kidd, Peja Stojakovic y DeShawn Stevenson deberían ser capaces de rondar los diez por cabeza gracias a los tiros de tres. Si eso no sucede, la defensa de Miami tendrá buena parte del trabajo resuelto.
2-Un LeBron James más hambriento: El Rey James es el mejor jugador de la NBA pero en esta final nada más es el segundo mejor jugador de su equipo. El liderazgo de Dwyane Wade no ha sido solo en la producción ofensiva sino en la misma dinámica sobre la cancha. En el partido del domingo se vio una escena inédita en la carrera de James: Wade lo regañó ante una jugada donde James la pasó en vez de haberla hecho él mismo. Este equipo es de Wade y eso no debe ser muy cómodo para LeBron. Durante la rueda de prensa, el Rey se vio molesto y desencajado ante las preguntas que cuestionaban su liderazgo. James respondió que él juega en los dos tableros y de hecho, su aporte defensivo y de distribución de juego durante toda la postemporada y en esta final ha sido espectacular, pero ese es el rol de un jugador de reparto, no el del mejor jugador de la NBA, por ello está obligado a producir más puntos que los 24, 20 y 17 que ha anotado respectivamente en los tres primeros juegos de la final. En este juego, es muy probable que James salga a intentar ser el máximo anotador de la cancha. Queda por ver si eso ayuda o no al equipo.
3-Más faltas en la pintura de Dallas: En el segundo juego a Miami le pitaron 27 faltas, mientras que a los Mavericks solo le sancionaron 14. Eso llevó a una diferencia de 27-15 entre los lanzamientos desde la línea de personal y de 22-12 en los puntos desde el tiro libre. Así, sin esa diferencia el juego hubiera podido ser mucho más abierto a favor del Heat. Por más ajuste que haya hecho la defensa de Dallas para no dar faltas y no permitir penetraciones, extraña que la ofensiva de Miami les haya sacado tan pocas faltas. Parte de ello se debe a que el juego de LeBron ha sido de mucho lanzamiento desde el perímetro, de más asistencias que penetraciones hasta el aro, y por lo dicho en el punto anterior es muy probable que eso cambie. Pero más allá de cuál sea la razón, Miami tiene que emparejar la producción desde el tiro libre, porque con Nowitzki los Mavericks no perdonan desde ahí.
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