
Michael Durant (fotografiado cuando se recuperaba en el hospital) casi muere golpeado por una multitud, luego de caer su helicóptero.
Un catastrófico operativo militar estadounidense en Somalia dejó 18 soldados muertos y llevó a Washington a retirar sus tropas de ese país en 1993.
Fue un momento crucial para las misiones estadounidenses en el extranjero.
Lo fue también para Somalia, según dice ahora el único sobreviviente en el derribo de dos helicópteros estadounidenses a manos de milicias somalíes.
El piloto Michael Durant dijo a la BBC que la hambruna que sufre Somalia hoy puede hallar sus raíces en aquella decisión de Estados Unidos de retirarse de suelo somalí.
"Lo describiría como golpear un bache en un estacionamiento a una velocidad de 65 km/h", dice Durant, describiendo el momento en que su helicóptero Halcón Negro fue alcanzado por el misil disparado por un lanzagranadas desde una calle en Mogadiscio, la capital de Somalia.
Entre chirridos y estruendos, su nave "comenzó a girar… violentamente", señala.
"Debido a que giraba tan rápido, no podía ver nada inmediatamente alrededor mío. Probablemente toqué el suelo en 15 segundos. No toma mucho caer en un helicóptero".
Era el 3 de octubre de 1993, y el Halcón Negro de Durant tomaba parte en una operación para capturar a asociados cercanos al jefe miliciano, "señor de la guerra" local, Mohammed Farah Aidid.
Desde la caída del gobierno de Somalia en 1991, Aidid había estado impulsando una guerra de clanes sangrienta y socavando los esfuerzos de Naciones Unidas para llevar suministros humanitarios a la población civil que moría de hambre.
Enorme batalla armada
Miles de tropas estadounidenses fueron desplegadas originalmente para fortalecer la seguridad de las organizaciones de ayuda, pero pronto recurrieron al uso de la fuerza para doblegar a los milicianos de Mogadiscio.
Los superiores de Durant había esperado que sus tropas de elite completaran un asalto en un barrio hostil de la capital somalí que sólo duraría 90 minutos, pero el plan se complicó luego de que un helicóptero tras otro fuera atacado por fuego desde tierra.
La nave de Durant fue el segundo Halcón Negro en ser derrumbado.
El impacto rompió su fémur y lastimó su espalda.
"Cuando recobré la conciencia, me di cuenta de que estaba en una de las partes más pobres de la ciudad", dice.
"Inicialmente no había mucha actividad, pero luego llegaron en nuestra ayuda dos comandos Delta Force y nos percatamos de que el enemigo había nos había ubicado y empezaron a tratar de someternos.
"Fue una enorme batalla armada en la que, dicen ellos, murieron 25 somalíes. Eso da idea de cuánto fuego se disparó", agrega.
El piloto dice que "fue claro para mí que no podríamos sostenernos mucho tiempo con municiones limitadas".
"Estaba relativamente seguro de que perdería mi vida en esa batalla".
Cuerpos arrastrados
Los estadounidenses se vieron eventualmente rebasados.
"Yo fui el único sobreviviente. Perdimos a toda la tripulación y a los comandos Delta, Randy Shughart y Gary Gordon".

Estos helicópteros fueron usados en innumerables misiones de EE.UU. en Somalia en los 90's.
"Yo estaba en el lado opuesto de la nave, de donde provenía la mayor parte de los disparos y cuando nos rebasaron se cruzaron conmigo y comenzaron a golpearme"
Durant salvó su vida gracias a que uno de los hombres armados reconoció que el piloto podría tener un valor como prisionero.
"El hombre puso la situación bajo control al hacer disparos en el aire, empujando gente y deteniendo el caos lo suficiente para tomarme cautivo".
Cuando Durant era llevado lejos, sus compañeros seguían enfrascados en un duro enfrentamiento en la calle, primero para llegar hasta donde estaban los dos helicópteros caídos y luego para abrir un pasaje de seguridad y salir de ahí.
Durante las 17 horas de batalla, se cree que cientos de milicianos y civiles somalíes perdieron la vida.
Un total de 18 soldados estadounidenses y un soldado de Malasia, bajo orden de Naciones Unidas, murieron.
Algunos de los soldados estadounidenses muertos fueron levantados en el aire por multitudes enfurecidas.
Compasión de los captores
"El odio es una palabra tan fuerte… pero veo muy difícil perdonar a nadie que haya arrastrado a mis compañeros por las calles", dice Durant.

Somalia ha sufrido sequía y hambre por décadas.
Como prisionero, Durant fue tratado con "hostilidad en general", pero conforme pasaban los días, el piloto mal herido conoció la compasión de parte de algunos de sus captores.
"Hicieron cosas que van más allá", señala.
"Las condiciones y la comida y el agua en esa situación son horribles. Sufrí diarrea".
"Es muy difícil para otro hombre ayudar en algo, pero uno de mis captores generosamente me estuvo limpiando y cuidando".
"Con todas mis heridas, era muy importante estar lo más limpio posible".
Durant fue liberado luego de 11 días, pero su suplicio, la muerte de sus compatriotas y las terribles imágenes que se vieron en televisión acabaron con todo apetito del público estadounidense para seguir en Somalia.
¿Volvería?
A los seis meses de la caída de los Halcones Negros, ya se habían ido las tropas estadounidenses y a ellas le siguieron las tropas de Naciones Unidas.
"Sin excepción, aquellos de nosotros que estuvimos en el terreno, nos oponemos con fuerza a ese cambio de política.
"Teníamos una oportunidad de lograr un cambio en 1993 y permitimos que esa ventana de oportunidad se cerrara", dijo Durant.
Con sus habilidades y experiencia, ¿volvería a Somalia a llevar ayuda si surgiera la oportunidad?
Se ríe.
"Me tomaste con la guardia baja", señala.
"Como individuo estaría del todo dispuesto a hacerlo. Sin embargo, habría que tomar en cuenta qué dice mi esposa".
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