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Yo apostaría, estimado lector, que usted recuerda bien la respuesta a muchas de esas preguntas.
Muchas veces los medios de comunicación inundamos a nuestra audiencia
de información banal. Somos prescindibles. Pero hay días, como ese 11
de septiembre, cuando todos buscamos una fuente confiable de noticias,
que nos cuente bien lo que pasó, y que nos presente una explicación
racional o por lo menos ordenada, de eventos tan incomprensibles y
caóticos como los que presenciamos esa jornada.
Y por eso, diez años después, nosotros en BBC Mundo seguimos intentando contar mejor lo que ocurrió ese día, todavía buscando nuevos ángulos de esa noticia, y sobre todo, profundizando en los esfuerzos por explicar la manera en que ese evento nos afectó y nos seguirá afectando a todos.
De ahí que en estos días ofrezcamos a nuestra audiencia múltiples análisis, crónicas, e informes elaborados tanto por el equipo de BBC Mundo como por el resto de la BBC, acerca del décimo aniversario de los atentados.
Una de las frases de cajón mas gastadas de esta profesión es la que dice que el periodismo es el primer borrador de la historia. Sin embargo, y pese a que nos asignamos ese papel de cuasi historiadores, seguimos teniendo una relación insegura, a veces incómoda, con la historia.
Por definición los periodistas le tenemos aversión a las noticias "viejas". Por eso muchas veces en nuestra redacción hemos tenido la discusión de cómo cubrir aniversarios de grandes eventos. "¿Qué más podemos decir que ya no hayamos dicho antes?", es el argumento que hemos ponderado una y otra vez cuando llegan fechas como ésta.
Es lo que nuestro editor Hernando Álvarez llamó en este mismo blog hace un tiempo, "el lío de los aniversarios".
Al igual que Hernando, me preocupa el riesgo que él describe en su blog, "de estar mirando siempre para atrás y que la página se nos convierta en un History Channel".
Sin embargo, yo tiendo a creer que es un riesgo que vale la pena correr. Entre otras cosas me termina de convencer el hecho que estas reseñas periodísticas de eventos históricos muchas veces alcanzan muy buenos índices de audiencia. La gente quiere recordar, y sigue buscando que le ayuden a entender los eventos de 2001 que continúan afectando su vida en 2011.
Yo recuerdo en dónde vi las imágenes del 11-S por primera vez. Fue en un televisor que alguien espontáneamente había puesto en la vitrina de un almacén del centro de Bogotá, para que desde la calle los transeúntes pudiéramos detenernos a ver lo que estaba pasando en Nueva York esa mañana.
Una de las frases de cajón mas gastadas de esta profesión es la que dice que el periodismo es el primer borrador de la historia. Sin embargo, y pese a que nos asignamos ese papel de cuasi historiadores, seguimos teniendo una relación insegura, a veces incómoda, con la historia.
Por definición los periodistas le tenemos aversión a las noticias "viejas". Por eso muchas veces en nuestra redacción hemos tenido la discusión de cómo cubrir aniversarios de grandes eventos. "¿Qué más podemos decir que ya no hayamos dicho antes?", es el argumento que hemos ponderado una y otra vez cuando llegan fechas como ésta.
Es lo que nuestro editor Hernando Álvarez llamó en este mismo blog hace un tiempo, "el lío de los aniversarios".
Al igual que Hernando, me preocupa el riesgo que él describe en su blog, "de estar mirando siempre para atrás y que la página se nos convierta en un History Channel".
Sin embargo, yo tiendo a creer que es un riesgo que vale la pena correr. Entre otras cosas me termina de convencer el hecho que estas reseñas periodísticas de eventos históricos muchas veces alcanzan muy buenos índices de audiencia. La gente quiere recordar, y sigue buscando que le ayuden a entender los eventos de 2001 que continúan afectando su vida en 2011.
Yo recuerdo en dónde vi las imágenes del 11-S por primera vez. Fue en un televisor que alguien espontáneamente había puesto en la vitrina de un almacén del centro de Bogotá, para que desde la calle los transeúntes pudiéramos detenernos a ver lo que estaba pasando en Nueva York esa mañana.
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