Pero transmite menos información
Los españoles se expresan más rápido que los franceses, ingleses o italianos, pero transmiten menos información por segundo, según el último estudio sobre lenguaje realizado por la Universidad de Lyon.
La investigación, que ha contado con el apoyo del Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS), desvela una correlación negativa entre la densidad de información contenida en las sílabas de una lengua y la rapidez con la que ésta se expresa, explicó hoy a EFE uno de sus responsables, François Pellegrino.
Ese análisis sitúa al español en el penúltimo puesto de los siete idiomas estudiados en cuanto a la cantidad de información transmitida por sílaba, lo que quiere decir que sus usuarios deben pronunciar hasta el 30 por ciento más de sílabas para expresar lo mismo que en inglés o en chino mandarín.
La paradoja es que la lengua de Cervantes es también, después del japonés, la más rápida a la hora de hablarse, con 7,82 sílabas por segundo, frente a la media de 6,1 sílabas en inglés en esa misma fracción de tiempo, un hecho que confirma una hipótesis ya avanzada hace décadas: que la rapidez de un idioma se adapta a su estructura.
De las lenguas puestas a prueba, el inglés, el francés, el alemán, el español, el italiano, el mandarín, el vietnamita y el japonés, solo la última supera al español tanto en rapidez como en
baja densidad de información por sílaba pronunciada.
Pellegrino recordó que "lo que constituye una información puede ser muy diferente de una lengua a otra", puesto que en francés el pronombre personal debe añadirse a una frase cuando es sujeto, mientras que el español lo puede omitir.
En consonancia con esas obligaciones sintácticas, la rapidez de pronunciación de un idioma se adapta para intentar trasmitir la misma cantidad de información por minuto.
En este sentido, el investigador destacó que si se extrapolan las conclusiones a los países de habla hispana en América Latina, se puede deducir que aquellos acentos que tienden a acortar la duración de las sílabas reducirán el ritmo del habla, y viceversa.
Por otra parte, se apunta que existen dos limitaciones sintácticas en la forma en la que se expresa un lenguaje: las llamadas de urgencia, que requieren pocas sílabas para ser efectivas, y la memoria humana, que dificulta recordar una palabra que se extienda más allá de cierto número de sílabas.
La investigación, que ha contado con el apoyo del Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS), desvela una correlación negativa entre la densidad de información contenida en las sílabas de una lengua y la rapidez con la que ésta se expresa, explicó hoy a EFE uno de sus responsables, François Pellegrino.
Ese análisis sitúa al español en el penúltimo puesto de los siete idiomas estudiados en cuanto a la cantidad de información transmitida por sílaba, lo que quiere decir que sus usuarios deben pronunciar hasta el 30 por ciento más de sílabas para expresar lo mismo que en inglés o en chino mandarín.
La paradoja es que la lengua de Cervantes es también, después del japonés, la más rápida a la hora de hablarse, con 7,82 sílabas por segundo, frente a la media de 6,1 sílabas en inglés en esa misma fracción de tiempo, un hecho que confirma una hipótesis ya avanzada hace décadas: que la rapidez de un idioma se adapta a su estructura.
De las lenguas puestas a prueba, el inglés, el francés, el alemán, el español, el italiano, el mandarín, el vietnamita y el japonés, solo la última supera al español tanto en rapidez como en
baja densidad de información por sílaba pronunciada.
Pellegrino recordó que "lo que constituye una información puede ser muy diferente de una lengua a otra", puesto que en francés el pronombre personal debe añadirse a una frase cuando es sujeto, mientras que el español lo puede omitir.
En consonancia con esas obligaciones sintácticas, la rapidez de pronunciación de un idioma se adapta para intentar trasmitir la misma cantidad de información por minuto.
En este sentido, el investigador destacó que si se extrapolan las conclusiones a los países de habla hispana en América Latina, se puede deducir que aquellos acentos que tienden a acortar la duración de las sílabas reducirán el ritmo del habla, y viceversa.
Por otra parte, se apunta que existen dos limitaciones sintácticas en la forma en la que se expresa un lenguaje: las llamadas de urgencia, que requieren pocas sílabas para ser efectivas, y la memoria humana, que dificulta recordar una palabra que se extienda más allá de cierto número de sílabas.
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