La ciencia se apoya en la naturaleza. Frutas, vegetales y granos enteros son cómplices de los esfuerzos de los científicos. Fuente Externa
En Diario Libre suman esfuerzos para informar a sus lectores de lo que los científicos han determinado como alimentos "protectores" del organismo en su lucha diaria contra las células cancerosas.
La mayoría de las noticias que leemos indican los alimentos que debemos "evitar", pero pocos se enfocan en los que debemos consumir para fortalecer nuestras defensas contra un enemigo que no vemos y que se alimenta de nosotros mismos.
Frutas, vegetales, granos enteros son los cómplices naturales. Los científicos van más allá: piden a la gente a enfocarse en las tres A: anticarcinógenos, antiinflamatorios y antioxidantes.
Estos alimentos no deben faltar en su régimen particular de nutrición si lucha por su vida:
Cebada: La fibra contenida en los granos enteros pueden bloquear la acción de ciertos carcinógenos y promover la diferenciación celular, haciendo mucho más fácil al organismo la tarea de identificar las células buenas de las malas. Todos los cereales enteros como la avena, el maíz, el arroz integral son buenas fuentes de fibra, pero no se olvide de la cebada. ¡Es de lo mejor!
Habichuelas negras: Al igual que los cereales enteros, todos los granos son buena fuente de fibra, pero en el caso de las habichuelas negras, hay una altísima concentración de antioxidantes en su piel. Disfrútelas en moros, habichuelas, sancochos, potajes....
Brócoli: Se han conducido más de 300 estudios sólo para probar la eficacia del brócoli. Resulta que este vegetal tan simpático es una de las fuentes naturales más importantes de "sulforofano", un componente que al decir de los científicos es lo suficientemente fuerte para inhibir las células cancerosas. Los estudios sugieren que el sulforofano estimula las enzimas anti-cáncer del cuerpo, disminuyendo el crecimiento de las células que provocan el cáncer de mama y próstata.
Té verde: Aunque piense que no puede vivir sin el café despertador, déle un chance al té verde por la mañana. El tema con las células cancerosas es que crecen y mutan más allá de su ciclo de vida normal. Los compuestos especiales del té verde hacen que las células se comporten con normalidad. De 2 a 4 tazas de té verde fresco es la recomendación diaria.
Hongos: Están siendo usados en protocolos de estudios anti cáncer en países como Brasil y Japón. Aunque todavía no está clara su efectividad real, nadie es capaz de negar su efecto antiinflamatorio. En un estudio publicado en el "Internacional Journal of Cáncer", se estableció que las mujeres que consumían 10 gramos diarios de hongos eran 64% menos propensas a desarrollar cáncer que aquellas que no. La recomendación es intentar incorporar los hongos en tantas preparaciones como sean posibles y aprovechar todas sus ventajas.
Soya: Algunos estudios sugieren que consumir productos derivados de la soya puede reducir el riesgo de padecer cáncer de mama y próstata. La soya contiene unos ciertos fitoquímicos que reducen la cantidad circulante de estrógeno en el cuerpo. Los especialistas recomiendan que más que suplementos, consuma la soya de forma natural en sus diferentes presentaciones.
Cúrcuma: Es la última de las especias milagrosas en el tratamiento del cáncer. Los estudios más recientes han descubierto los efectos positivos de la cúrcuma en la prevención y el tratamiento de ciertos tipos, así como un elemento alternativo en pacientes en tratamientos de quimio y radioterapia. Esta especia poco utilizada en nuestro país tiene características antiinflamatorias y funciona mejor si se combina con moderación con pimienta negra.
Berro: El berro es el mejor amigo del hígado, un órgano crucial en la prevención del cáncer y del bienestar en general. Hasta tres ramitas al día pueden hacer la diferencia para aquellos en riesgo de cáncer pulmonar.
En el mes de la prevención del cáncer de mama, de cualquier tipo de cáncer, elevemos la bandera del conocimiento y hagamos nuestro trabajo de cuidarnos y proteger a los demás.
La mayoría de las noticias que leemos indican los alimentos que debemos "evitar", pero pocos se enfocan en los que debemos consumir para fortalecer nuestras defensas contra un enemigo que no vemos y que se alimenta de nosotros mismos.
Frutas, vegetales, granos enteros son los cómplices naturales. Los científicos van más allá: piden a la gente a enfocarse en las tres A: anticarcinógenos, antiinflamatorios y antioxidantes.
Estos alimentos no deben faltar en su régimen particular de nutrición si lucha por su vida:
Cebada: La fibra contenida en los granos enteros pueden bloquear la acción de ciertos carcinógenos y promover la diferenciación celular, haciendo mucho más fácil al organismo la tarea de identificar las células buenas de las malas. Todos los cereales enteros como la avena, el maíz, el arroz integral son buenas fuentes de fibra, pero no se olvide de la cebada. ¡Es de lo mejor!
Habichuelas negras: Al igual que los cereales enteros, todos los granos son buena fuente de fibra, pero en el caso de las habichuelas negras, hay una altísima concentración de antioxidantes en su piel. Disfrútelas en moros, habichuelas, sancochos, potajes....
Brócoli: Se han conducido más de 300 estudios sólo para probar la eficacia del brócoli. Resulta que este vegetal tan simpático es una de las fuentes naturales más importantes de "sulforofano", un componente que al decir de los científicos es lo suficientemente fuerte para inhibir las células cancerosas. Los estudios sugieren que el sulforofano estimula las enzimas anti-cáncer del cuerpo, disminuyendo el crecimiento de las células que provocan el cáncer de mama y próstata.
Té verde: Aunque piense que no puede vivir sin el café despertador, déle un chance al té verde por la mañana. El tema con las células cancerosas es que crecen y mutan más allá de su ciclo de vida normal. Los compuestos especiales del té verde hacen que las células se comporten con normalidad. De 2 a 4 tazas de té verde fresco es la recomendación diaria.
Hongos: Están siendo usados en protocolos de estudios anti cáncer en países como Brasil y Japón. Aunque todavía no está clara su efectividad real, nadie es capaz de negar su efecto antiinflamatorio. En un estudio publicado en el "Internacional Journal of Cáncer", se estableció que las mujeres que consumían 10 gramos diarios de hongos eran 64% menos propensas a desarrollar cáncer que aquellas que no. La recomendación es intentar incorporar los hongos en tantas preparaciones como sean posibles y aprovechar todas sus ventajas.
Soya: Algunos estudios sugieren que consumir productos derivados de la soya puede reducir el riesgo de padecer cáncer de mama y próstata. La soya contiene unos ciertos fitoquímicos que reducen la cantidad circulante de estrógeno en el cuerpo. Los especialistas recomiendan que más que suplementos, consuma la soya de forma natural en sus diferentes presentaciones.
Cúrcuma: Es la última de las especias milagrosas en el tratamiento del cáncer. Los estudios más recientes han descubierto los efectos positivos de la cúrcuma en la prevención y el tratamiento de ciertos tipos, así como un elemento alternativo en pacientes en tratamientos de quimio y radioterapia. Esta especia poco utilizada en nuestro país tiene características antiinflamatorias y funciona mejor si se combina con moderación con pimienta negra.
Berro: El berro es el mejor amigo del hígado, un órgano crucial en la prevención del cáncer y del bienestar en general. Hasta tres ramitas al día pueden hacer la diferencia para aquellos en riesgo de cáncer pulmonar.
En el mes de la prevención del cáncer de mama, de cualquier tipo de cáncer, elevemos la bandera del conocimiento y hagamos nuestro trabajo de cuidarnos y proteger a los demás.
himilcetejada@live.com
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