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lunes, 19 de octubre de 2009

¿Es Dios un buen director?

¿Qué pasaría si alguien te dijera: "Yo no creo en la existencia de los buenos directores de cine, porque todas las películas que veo son malísimas"? Es un argumento algo ilógico, ¿cierto?

El argumento implica que las buenas películas son posibles. Por lo tanto, el argumento, en realidad, es más o menos así: "Ya que creo que las buenas películas son posibles, y dado que todas las películas que veo son malísimas, no creo que haya ningún buen director de cine".

Este es justamente el tipo de argumento que usualmente se usa para descartar la existencia de Dios. La gente dice: "No creo en un Dios, porque este mundo es tan terrible." La implicancia, aunque la persona se dé cuenta o no, es que un mundo bueno es posible.

Entonces, ¿cómo podemos llegar a ese mundo bueno? ¿Será a través de la evolución? En un modelo evolucionista, se supone que todos vamos mejorando. Puede ser que si evolucionamos lo suficiente, al fin lograremos contar con una "buena película". Pero si acaso estamos de veras mejorando, ¿por qué tenemos más guerras, más crimen, más injusticia, más divorcios, más abusos? En cierto modo, nuestra película parece más bien empeorar, no mejorar.

Al parecer, esa es la verdad que no queremos enfrentar. Un mundo bueno no nos acomoda, porque somos malos directores de cine. Somos seres con fallas y pecaminosos. Más inteligencia y tecnología no resuelven los problemas del crimen, la codicia y el engaño. El problema es el corazón humano, no importa cuán "evolucionados" estemos. Estamos auto-centrados y nos auto-promovemos a nosotros mismos, algo que la evolución (la supervivencia de los más aptos) de hecho alienta.

Una pregunta que debemos hacernos es, ¿le agradará este mundo a Dios? La Biblia dice que "nada de lo que hay en el mundo -los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida- proviene del Padre sino del mundo" (1 Juan 2:16). El mundo funciona con los deseos del cuerpo ("necesito esto"), la codicia de los ojos ("quiero eso") y la arrogancia ("yo me merezco aquello"). ¿Será posible que estas tres actitudes sean la causa de la gran parte de los problemas de nuestro mundo? Y también, ¿será posible que estas sean las cosas que no agraden a Dios?

Una segunda pregunta para hacernos es, ¿está Dios produciendo totalmente este show? La Biblia dice sí y no. Dios es soberano, pero también nos da la libertad de elegir. Él no está controlando cada uno de nuestros pensamientos y acciones. Esta libertad de elegir puede llevarnos a una mala película. Agreguemos a esto que, mientras Dios es "el Rey de toda la tierra" (Salmos 47:7), por alguna razón la Biblia llama al diablo "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31, 14:30, 16:11; 1 Juan 5:19). Así que vemos de nuevo que mientras Dios es soberano, deja que los seres actúen a voluntad.

Una tercera pregunta para hacernos: ¿Es este mundo el Reino de Dios? La Biblia dice que no. Jesús dijo "mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36). Hasta ahora, el Reino de Dios es invisible y espiritual. Aun cuando él es el Rey sobre todos nosotros, no todos hemos dejado que él sea el Rey de nuestras vidas y de nuestros corazones. Los que sí lo han hecho son parte de su Reino invisible, aun cuando vivan en el mundo, que no es su Reino.

Por lo tanto, la película verdadera de Dios aún no ha sido estrenada. Pero llegará el día en que "el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo" (Apocalipsis 11:15). En ese día veremos una película mucho mejor, ya que un director más diestro estará llevando el timón. Dios tiene planes para un mundo mejor, y no se parecerá en nada a este. Él sí es un buen director de cine. Aquí va una primicia de la película:

"¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir." (Apocalipsis 21:3-4)

Las "primeras cosas" es el mundo en que estamos ahora. Tiene problemas. Esos problemas, dice la Biblia, son causados por nuestros deseos, que la Biblia llama "los deseos del mundo" (1 Juan 2:17). Estos son la causa de nuestra muerte, duelo, llanto y dolor.

Si este mundo no le agrada a Dios en su estado presente, y si él no está produciendo el show totalmente, y si este mundo no es su Reino, entonces ¿cómo podemos echarle la culpa de estar viendo una mala película?

La razón por la que no debiéramos culpar de Dios de la condición de este mundo es porque le hemos, en un sentido, echado de él. La humanidad le ha pedido "amablemente" que se haga a un lado. Y quién no ha dicho en su propio corazón, aunque quizás no en forma verbal, algo como: "Dios, gracias por el ofrecimiento, pero esto lo puedo manejar solo. Quiero vivir mi vida separada de ti, sin tu autoridad ni intervención. ¿Te importaría regresar después, digamos, en unos cien años más o algo así?"

Y he ahí la ironía. Culpamos a Dios por un mundo que hemos moldeado a nuestra manera más de lo que él lo hizo. Sí, él fabricó todas las partes que funcionan, pero luego fuimos nosotros quienes determinamos cómo debe funcionar. Hemos dicho, en efecto, "nosotros lo haremos funcionar por nosotros mismos". La Biblia declara esto mismo: "Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros" (Isaías 53:6). El resultado es que, en efecto, hemos hecho una malísima película.

Dios tiene un plan mejor para una película mejor, y te quiere a ti en ella. Él puede hacer una gran diferencia en tu vida hoy, y tiene un mundo mucho mejor preparado para el futuro; un mundo perfecto que él compartirá con quienes le conocen. Para saber cómo conocerle, ve a ¿Te gustaría conocer a Dios personalmente?.

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