Después de que el capo de las drogas Pablo Escobar fue abatido, el hijo que muchos creyeron que lo relevaría, salió de Colombia bajo una nueva identidad y mantuvo un bajo perfil como un arquitecto en Argentina.
El otrora Juan Pablo Escobar, quien tenía 16 cuando su padre murió en 1993, está saliendo del anonimato para asumir lo que él considera consciencia y pedir perdón por las atrocidades de su progenitor en el documental “Los pecados de mi padre”, que se estrenará el jueves 12 de noviembre en Argentina, el 19 de noviembre en Amsterdam y el 10 de diciembre en Colombia.
En una entrevista telefónica la semana pasada con The Associated Press contó que la fortuna del barón del narcotráfico se esfumó y que nunca fue parte de las actividades criminales de su padre.
Dijo que salió a la luz pública al ofrecer una disculpa a los hijos de dos políticos cuyo asesinato fue ordenado por su padre.
Escobar encabezó el cartel de tráfico de cocaína más importante en los años 1980.
Peleó contra ser extraditado a Estados Unidos con una violenta campaña en Colombia, ordenando bombazos -incluyendo uno que voló un avión con 107 pasajeros a los cuatro minutos de despegar- y los secuestros y asesinatos de políticos, jueces y periodistas que se interponían en su camino.
Pero él insiste en que no estuvo involucrado y su familia ha sido injustamente perseguida, a pesar de que muchos especulan sobre qué sucedió con la vasta fortuna de Escobar, estimada en 3,500 millones de dólares por la revista Fortune en determinado momento.
“De 10 puertas que tocamos, nos cierran 11... pero seguimos adelante”, sostuvo Sebastián Marroquín, de 32 años, que cambió su nombre y el de su familia, madre, hermana y esposa, para su protección y bajo la anuencia de las autoridades colombianas.
“Elegimos los apellidos que considerábamos que tenían menos connotación mafiosa”, asegura Marroquín Santos, cuyos nuevos apellidos son los de destacados ex presidente y ex funcionarios del país.
Marroquín y su madre fueron acusados pero salieron librados de lavado de dinero en Argentina después de que ingresaron al país en 1994. Y un ex funcionario estadounidense antinarcóticos de alto nivel dijo que las autoridades tuvieron información de que a inicios de los 1990, Marroquín se preparaba para suceder a su padre.
Francisco José Sintura, ex vicefiscal general para la época del narcoterrorismo de Escobar, explicó en diálogo telefónico que no hubo ninguna investigación contra Juan Pablo, entre otras causas porque era menor de edad. Para la salida del país en los 90, la Fiscalía emitió un salvoconducto y “fue entregado porque contra él no había ningún requerimiento” judicial.
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