Pocos días después de los
ataques del 11 de septiembre de 2001, el entonces presidente de Estados
Unidos, George W. Bush, declaró el inicio de la llamada guerra contra el
terrorismo con el fin explícito de encontrar y eliminar a los
responsables de los ataques y a cualquier otro grupo o individuo
extremista que atentara contra la seguridad de ese país y sus aliados.
La iniciativa abarcó todo el mundo y marcó el
destino de la primera década del siglo XXI: dos largas, sangrientas y
costosas guerras en el Medio Oriente y Asia Central; tensión
internacional, étnica y religiosa; conflictos en torno al derecho
internacional y humanitario; limitaciones a las libertades y un profundo
cambio en la cotidianidad.
A pesar del espectacular operativo
de la CIA que acabó con la vida de Osama Bin Laden y de atentados
frustrados o malogrados, diez años después, ni el "terrorismo" ni la
"guerra" en su contra han terminado. Es más, un centro especializado de
investigación en las afueras de Washington D.C. ha registrado más actos
terroristas desde el 11 de septiembre de 2001 de los que catalogó en un
período de unos 20 años anterior a esta fecha.
Entonces, ¿ha sido efectiva esta guerra contra el terrorismo? ¿Acaso está el mundo más seguro ahora que antes?
Categorías de terrorismo
Las respuestas no son sencillas, deja entrever
Gary La Free, director nacional del Consorcio para el Estudio de
Terrorismo y Respuestas al Terrorismo (START, por sus siglas en inglés)
de la Universidad de Maryland.
Aunque está financiado en gran parte por el
Departamento de Seguridad Interna de EE.UU. (HLS), START es un programa
independiente que agrupa decenas de académicos internacionales, recibe y
analiza datos relacionados a la violencia extremista de todas partes
del mundo para asesorar al gobierno y a los encargados de implementar
las políticas de seguridad.
En esa relación, uno de los primeros tropiezos se presenta con la definición de "terrorismo".
"Muchas personas en Estados Unidos no considerarían las detonaciones de bombas contra clínicas de aborto como terrorismo"
Gary La Free, director de START
La Free explica que la palabra viene con mucho
bagaje político y el centro ciertamente no acepta como absoluta la
versión del gobierno estadounidense. De manera que no fuerzan a sus
investigadores a ajustarse a ninguna definición, aunque señala que éstas
no difieren mucho entre sí.
El académico también añade que esas definiciones determinan los tipos de terrorismo en los que se concentran.
"Muchas personas en Estados Unidos no
considerarían las detonaciones de bombas contra clínicas de aborto como
terrorismo, pero si caben dentro de una de nuestras categorías, las
incluimos", afirmó La Free a BBC Mundo, añadiendo que el grupo no
estudia el terrorismo de Estado, ni las limpiezas étnicas, ni acciones
militares ni criminales.
Violencia radical en ascenso
Dentro de ese marco, START maneja una base de
datos que va hasta 1970 -año que ven más o menos el del inicio del
terrorismo moderno- y está dividido en dos períodos marcados como antes y
después del 11-S.
El primer período incluye la actividad de
organizaciones europeas como el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y
ETA en España, los movimientos izquierdistas en América Latina, con una
transición hacia la yihad o guerra santa asociada con grupos islámicos
en los años 90.
El auge fue entre 1990-91, con un marcado
declive en términos de número de ataques hasta 11-S, según el centro.
Después de ese evento, aunque la frecuencia disminuyó en EE.UU., en el
resto del mundo ha habido una constante alza de violencia extremista que
casi alcanza un nuevo tope.
La Base de Datos sobre el Terrorismo Global
(GTD, por sus siglas en inglés) del consorcio START, catalogó un
promedio de 2.922 ataques terroristas anuales en todo el mundo, entre
1991 y 2001.
Países con mayor número de incidentes terroristas entre 1991 - 2000
- Colombia 2585
- India 1564
- Pakistán 1554
- Argelia 1487
- Perú 1288
Mientras que ese promedio fue de 2.826 anuales a
partir de 2001, la cifra se ha disparado a 3.994 por año entre 2006 y
2010. El total de ataques en 2010 fue de 4.669, casi igualando el récord
de 4.680 en 1991.
El número de países que sufrieron este tipo de
incidentes, 150, continúa siendo el mismo de antes y después de 11-S,
pero ha habido un cambio geográfico en cuanto a dónde ha habido mayor
concentración de ataques.
Entre 1991 y 2000, la lista la encabezaba
Colombia, con Perú en el quinto lugar. A partir de 2002, hasta 2010,
Irak ha sido víctima del mayor número de incidentes terroristas y
Afganistán ocupa el cuarto lugar.
Países con mayor número de incidentes terroristas entre 2002 - 2010
- Irak 6307
- India 2749
- Pakistán 2553
- Afganistán 2443
- Tailandia 1458
"Ese incremento de actividad es uno de los
desafíos fundamentales que enfrentamos los académicos en el estudio del
terrorismo", observó Gary La Free. "Mucho se generó en lugares como Irak
y Afganistán y es muy difícil separar el terrorismo de el combate
ordinario, del crimen o de otros tipos de violencia".
Otro de los desafíos que enfrenta el análisis
del terrorismo es la identidad que se le ha atribuido con el islamismo.
Aunque las investigaciones del programa START encontró en casi todos los
estados de EE.UU. problemas con el terrorismo de grupos de extrema
derecha, la mayoría de los encuestados tienen la tendencia a identificar
el fenómeno con musulmanes.
"El asunto es que 11-S tuvo un profundo impacto
en en nuestra manera de pensar y estamos tratando de ceñirnos a los
hechos para tratar de equilibrar un poco el discurso", comentó La Free.
Eficacia de la "guerra"
No obstante hay quienes consideran que, desde la
perspectiva de Estados Unidos, tener el extremismo islámico como un
objetivo principal de la guerra contra el terrorismo es acertado.
Christopher Ford, experto en antiterrorismo del
Hudson Institute, arguye que aunque hay muchas agrupaciones que tienen
reclamos, muy pocas se embarcan en violencia transnacional,
particularmente dirigida contra objetivos occidentales.
"Sería muy difícil no tener a los individuos
comprometidos con la yihad en todo el frente y centro de los esfuerzos
antiterroristas", declaró Ford.
En ese sentido el experto considera que la guerra contra el terrorismo ha tenido una eficacia considerable.
Señala que las políticas de seguridad han
forzado a estos extremistas a tener que recurrir cada vez más a métodos
descabellados que finalmente han fallado, como el de los explosivos en
zapatos, o en los calzoncillos, o el reciente conato con bomba en Times
Square en Nueva York.
"La opinión convencional es que el adepto a la
yihad no puede ser disuadido", dijo Ford explicando el concepto de los
beneficios en la otra vida que supuestamente le esperan a los mártires
de la causa.
"Pero tampoco quieren fracasar. Esta es gente
pragmática que quiere tener éxito y se están viendo empujados cada vez
más a utilizar técnicas más difíciles y marginales", expresó.
Christopher Ford también apunta a la exitosa
cacería de Osama Bin Laden, no sólo por el espectacular golpe
publicitario que fue, sino por lo que significó en términos de la
complejidad del plan, los años de preparación y coordinación entre
agencias, y el eventual despliegue de destreza en el operativo.
Zanahoria y garrote
Entretanto, los analistas de START coinciden en
que, desde la perspectiva estadounidense, sí ha habido resultados
positivos de la "guerra" , pero cuestionan su enfoque militar.
"Ir tras Osama Bin Laden fue necesario, pero no
suficiente", dijo Gary Ackerman, director de investigaciones del
consorcio y director asociado de proyectos especiales.
Ackerman considera que se debe ampliar la gama
de frentes en el combate contra el extremismo abordando los fenómenos
políticos, sociales, religiosos y culturales que generan agravios entre
los que optan por la violencia.
"Estamos metidos en una carrera contra el diablo. Nosotros avanzamos, pero él también"
Gary Ackerman, START
Como uno de los principales asesores de START,
Gary Ackerman hace constantes recomendaciones a los comités de Seguridad
del Congreso, a las diferentes agencias federales y a la Casa Blanca.
"Les planteo cuál de dos posibilidades futuras
quisieran ver: ¿50 miembros de al-Qaeda queriendo volar a Estados Unidos
o 5 millones?"
"Me interesa que haya equilibrio. ¿Cuánta
zanahoria, cuánto garrote?", propone como una manera de reducir la
alienación que conduce al extremismo.
Aunque cree que se ha avanzado muchísimo en el
análisis, respuesta y mitigación de la violencia radical, considera que
este será un fenómeno que nunca desaparecerá.
"Se puede ver como un elemento eterno de la
condición humana", expresó. "Estamos metidos en una carrera contra el
diablo. Nosotros avanzamos, pero él también".
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